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sábado, 12 de diciembre de 2015
lunes, 7 de diciembre de 2015
Compañía de teatro la Pandilla 2015
Este grupo de pequeños actores son realmente maravillosos, en todo sentido trabajo en equipo, solidaridad entre compañeros, ante cualquier dificultad se sobreponen y buscan solución rápidamente.
Felicitaciones sus presentaciones han sido maravillosas,
Cuentos Tibetanos hermosos cuentos en valores
Cómo es tu corazón
Una leyenda tibetana cuenta que en una pequeña aldea, sus pobladores tenían la facultad de ver el corazón de las personas. Un día, un jóven proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. En medio de la multitud, un anciano se acercó y le dijo: ¿Por qué piensas que tu corazón es más bello que el mío? La gente se reía pensando que era absurdo comparar un corazón tan jóven con otro tan viejo. Pero el anciano dijo:
-Es cierto, tu corazón luce perfecto, intacto. Pero mira, cada una de mis cicatrices representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos, a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo que he colocado en el sitio que quedó abierto. Hubo oportunidades en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor de las heridas, ellas me recuerdan que los sigo amando y alimentan mi esperanza de que algún día, tal vez, regresen y llenen el vacío que han dejado.
El amor verdadero es incondicional y quizás sea el que menos veces recibe cosas a cambio.
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que siento
¿QUE CUÁNTOS AÑOS TENGO?
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces, es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces, es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen mucho más que eso.
Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago
Cómo hemos cambiado, ¿verdad? Parece que fue ayer que teníamos 10 años menos o, incluso, que éramos niños. El tiempo pasa y no te enteras.
Sin embargo, eres perfectamente consciente de que no has dejado de aprovechar el paso de los años y que acumulas un aprendizaje que te ha hecho perder el miedo a caer a un abismo.
Acumular juventud es un arte
Sumar experiencias y saber hace que nos sintamos más incómodos en un mundo que ya conocemos lo suficiente como para amoldar sus rarezas a nosotros y no a la inversa.
Sin embargo, no es el tiempo el que nos hace entender que los miedos merecen que los miremos de frente.Son los daños, las experiencias que acumulamos, aquellos que le dan la vuelta a nuestro mundo y desmantelan nuestra vida.
Quizás ese es el valor que nos queda otorgarle al paso de los años. Y es que ya somos mayores para reafirmar nuestra identidad y saber posicionarnos, aunque a veces nos topemos de frente con quien no entiende lo que esto significa.
La edad nos ofrece la posibilidad de aprender de las batallas perdidas y de los sentimientos encontrados de tal manera que logremos abrazar el calendario junto a nuestro reloj.
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