Amigos les invito a conocer a un escritor muy particular y sencible que ama los animales, se detiene ante el dolor y lo plasma en el papel.
Te felicito Javier serás un gran escritor, espero con ancias otros cuentos para publicarlos
El clásico del norte
Aquel día se jugaba el gran partido, un encuentro de vida o muerte, al menos así lo veían todos los niños del Colegio Melipilla, ubicado en la comuna Melipilla, quienes esperaban todo el verano para Jugar este importantísimo encuentro, en el Colegio no se hablaba de otra cosa que no fuera del pleito deportivo.
Aquel día se jugaba el gran partido, un encuentro de vida o muerte, al menos así lo veían todos los niños del Colegio Melipilla, ubicado en la comuna Melipilla, quienes esperaban todo el verano para Jugar este importantísimo encuentro, en el Colegio no se hablaba de otra cosa que no fuera del pleito deportivo.
En el primer equipo, jugaban los alumnos del 5º año básico, ellos estaban muy confiados en ganar, puesto que tenían a su gran figura; Diego, un niño de 11 años, muy estudioso, responsable y por sobre todo un buen jugador de fútbol, Diego decía que para ser un buen futbolista, primero había que ser un buen lector, porque así leería en las revistas de deportes, acerca de los grandes futbolistas para aprender de ellos. Por otra parte, el segundo equipo estaba compuesto por niños del 7º año básico, no tenían ninguna figura, pero por fuerza y tamaño no se quedaban atrás.
El gran partido, se jugaría en la cancha del potrero, lugar que todos los niños consideraban como el lugar ideal para este tipo de competición.
Diego, salió muy temprano de su casa rumbo al potrero, durante la noche casi no durmió, pensando en todas las jugadas de lujo que haría con sus amigos del Colegio, el niño confiaba en su equipo y tenía muy claro que si perdían solo recibirían las burlas del equipo adversario.
Una vez en la cancha del potrero, se armaron los equipos, todo estaba listo para jugar ese gran encuentro, solo faltaba un arbitro para comenzar, como no había ningún juez profesional disponible, un profesor del Colegio Melipilla se ofreció para dirigir el encuentro.
Prrrriiiiiiiiip, sonó el pitazo del árbitro y de inmediato comenzó a rodar la pelotita……..
Después de un rato de juego ,durante el primer tiempo Diego sintió que su zapatilla se descocía, pero no le prestó importancia, a los pocos minutos y cuando el marcador del partido continuaba cero a cero, la punta de la zapatilla se despegó por completo, dejando al niño sin la zapatilla del pié derecho, en ese mismo momento un compañero de su equipo le entregó un pase fenomenal y Diego sin perder el tiempo, golpeó el balón con todas sus fuerzas en dirección al arco, el portero se esforzó al máximo pero no consiguió atrapar el esférico y goooooooooooooool, gooooool, golazo del quinto básico, todos los niños abrazaron a Diego que sin darse cuenta había anotado un verdadero golazo desde fuera del área y justo al ángulo, un tiro inalcanzable para cualquier arquero y eso que le pegó con la uña del dedo gordo.
El partido terminó con el triunfo de dos a uno, a favor de los niños de 7º básico, pero a nadie en el Colegio Melipilla, se le pudo olvidar ese tremendo golazo sin zapatilla y con el dedo gordo.
Autor: Javier Riveros A.
Siempre estaba en la calle, jugando a ser libre,
algunas veces se sentía solo y otras se sentía amigo,
quería ser el más grande de todos
por eso comía y comía todo el día.
Le gustaba jugar con abuelos y niñoscaminaba por las plazas vacías y no sentía miedo
Autor: Javier Riveros A.
Amigos este pequeño y precioso cachorro lo abandonaron le estamos buscando casa y una familia que lo quiera adoptar, nuestro amigo escritor le dedico unas palabras
Gracias amigos existen personas buenas ya tiene casa y familia el cachorrito lo adoptaron, muchas gracias por querer a estos pequeños amigos.
Los tres hermanos
En un cercano pueblo llamado Dichato, vivían tres hermanos, ellos se habían quedado solos desde muy pequeños, ya que sus padres María y José, salieron a pescar y el mar no los regresó jamás.
Una mañana el mayor de ellos tuvo una brillante idea y se dispuso a contársela a sus dos hermanos; Queridos hermanitos, le quiero contar que anoche se me ocurrió salir a buscar a nuestros padres, así que tendremos que construir un bote. De inmediato pusieron manos a la obra y en menos de lo que canta un gallo ya habían terminado su obra de arte. Guardaron un poco de alimento, una guitarra, una soga y comenzaron a navegar. Remaron y remaron sin descanso, cuando alguno de los tres se cansaba, continuaba el siguiente hermano, de esa forma lograron avanzar y adentrarse en el enorme océano.
Cuando cayó la noche se dieron cuenta que se acercaba una tormenta, entonces la lluvia se hizo presente, de la mano de la lluvia llegaron los rayos y los truenos.
A pesar de esta enorme dificultad ellos no tuvieron miedo, en ese momento de aflicción, el menor tomó la guitarra y junto con el sonido de la furiosa naturaleza, formó una verdadera orquesta, gracias a la música el mar volvió a quedar en calma y pudieron continuar con la búsqueda, en eso, una enorme ballena se acercó al bote y el hermano del medio lanzó la soga para capturar al enorme pez. El mamífero al sentir la cuerda, se molestó bastante y avanzó a toda velocidad, arrastrando a los tres hermanos hasta un extraño lugar, cuando se dieron cuenta estaban en una isla, en la que vivían solo dos personas, se llamaban María y José.
Autor: Javier Riveros A
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